Desmantelando las viejas plataformas offshore del Mar del Norte

Las grandes petroleras se embarcan en una gran gesta de ingeniería para desmontar plataformas agotadas o que ya no resultan rentables. En el Mar del Norte hay 250 instalaciones fijas, más de 25 sistemas submarinos de producción, 3.000 oleoductos y 5.000 depósitos.

Las grandes petroleras se embarcan en una gran gesta de ingeniería para desmontar plataformas agotadas o que ya no resultan rentables. En el Mar del Norte hay 250 instalaciones fijas, más de 25 sistemas submarinos de producción, 3.000 oleoductos y 5.000 depósitos.

 
British Petroleum anunció a finales de enero el descubrimiento de dos enormes bolsas de petróleo cerca de las islas Shetland y declaró 2017 como el más exitoso en la exploración del Mar del Norte en una década. Royal Dutch Shell ha decidido expandir uno de sus complejos para la extracción de gas y petróleo en un campo que ya explota. ‘The Times’ cree que estamos ante «una segunda fiebre del petróleo».

El descenso de seis dólares en el precio del barril desde estos anuncios no habrá mermado el ímpetu de las grandes multinacionales, y la euforia del diario que más se asocia con el periodismo de Londres no tiene nada que ver con nuevos hallazgos de pozos submarinos. La fiebre se debe a la promesa de creación de nuevas empresas y empleo para desmantelar plataformas agotadas o que no son rentables.

El desmantelamiento es una gesta de la ingeniería. Para comprobarlo, basta ver en YouTube los vídeos que ilustran la operación del buque ‘Pioneering Spirit’ en Delta, una de las cuatro plataformas del campo Brent, que fue descubierto en 1971, entró en operación cinco años más tarde y dio nombre a la medida del precio del petróleo en el mercado internacional.

El ‘Pioneering Spirit’ es, según sus propietarios, la holandesa afincada en Suiza Allseas, el mayor buque de construcción del mundo, 380 metros de largo y 120 de ancho. El concepto no es muy diferente al de una carretilla elevadora, con las horquillas siendo en este caso dos largos puentes de barco, de 122 metros de longitud y 59 de anchura.

El buque, que fue diseñado en Holanda y construido en Corea del Sur, ejecutó su primera operación en una pequeña plataforma en la costa de Noruega que era propiedad de Repsol Sinopec, la compañía mixta heredada tras la compra por la empresa española de la canadiense Talisman. El año pasado desmontó la plataforma Delta, de Shell, en el campo de Brent.

La estructura superior pesaba 24.000 toneladas y había sido reforzada con fundición de metales para evitar el riesgo de despiece. El ‘Pioneering Spirit’ tenía como misión levantarla de los tres pilares de hormigón, con unos cabezales que rematan las vigas de elevación horizontales que van en los dos puentes-horquillas.

Descender luego la estructura, encontrarse en mar abierto con su hermana de la misma empresa, la gabarra Iron Lady. Esta barcaza de 200 metros de longitud y 57 de anchura la deslizó más tarde en el dique reforzado construido en Hartlepool para su desguace.

La plataforma Delta no es la primera que se ha desmantelado, aunque sí la más grande. En el campo de Brent quedan tres y en el Mar del Norte hay 250 instalaciones fijas, más de 25 sistemas submarinos de producción, 3.000 oleoductos y 5.000 depósitos, según estimaciones de Oil & Gas UK, la asociación empresarial del sector.

Puertos de la costa están invirtiendo para acoger el negocio, empresas vinculadas a la expansión están desarrollando capacidad para aprovecharse de una tarea de más de tres décadas.

¿Para qué? Según estimaciones de Oil & Gas UK, el coste podría sobrepasar los 50.000 millones de euros hasta 2050. El Gobierno ha acordado amortizar el 70% del coste de las operaciones a cada compañía, que se interpreta oficialmente como un reingreso de los impuestos pagados en el pasado. No todos coinciden en esa calificación del acuerdo ni sobre la conveniencia del entero proyecto.

El ‘Pioneering Spirit’ fue bautizado como ‘Peter Schelte’, padre del actual propietario. Hubo protestas en Holanda y en Reino Unido, porque fue miembro de la rama armada de la SS del partido nazi. Se cambió el nombre del barco. Sobre el proyecto de desmantelamiento de plataforma la polémica no es tan agria y trágica. Hay críticas al tamaño de la subvención pública, aunque no se presente como subvención, y sobre si no sería mejor dejar a las plataformas donde están.

La compañía británico-holandesa ha decidido dejar en el mar los tres pilares de hormigón de Delta, y señalizarlos para su identificación por la marina mercante y los barcos pesqueros, así como las células de hormigón –60 metros de altura, 20 de diámetro– que almacenaban petróleo antes de la creación de la red submarina de oleoductos. Esas estructuras pueden pesar 300.000 toneladas.

Shell ha llegado a la conclusión de que los riesgos y costes de extraer pilares, depósitos,… y llevarlos a puerto –como sería, en teoría, la obligación dictada por las reglas internacionales– no corresponden con los resultados y que esas estructuras irán evolucionando como arrecifes generadores de hábitats marinos. Expertos en conservación natural están divididos, con no pocos partidarios de curar esta nueva fiebre con un drástico cierre de obra. (ÍÑIGO GURRUCHAGA-EL CORREO)

15/03/2018

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